Informarnos sobre las enfermedades que pueden afectar la salud de nuestros hijos es nuestra responsabilidad. Aprende a conocer y prevenir el meningococo.
El meningococo es una de las bacterias responsables de causar meningitis a nivel mundial. Si bien todas
las personas tienen riesgo de contraer una enfermedad meningocócica, los niños menores de 5 años,
especialmente los lactantes, presentan la tasa más alta de enfermedad por esta bacteria. La meningitis
meningocócica no es común, pero cuando ocurre, puede ser muy grave. Sin tratamiento, alrededor del 50% de
las personas que la padecen no sobreviven. Sin embargo, si se diagnostica y trata a tiempo, la tasa de
mortalidad disminuye, situándose entre el 8% y el 15%.1
Esta enfermedad puede provocar Enfermedad Meningocócica Invasiva (EMI), la cual puede causar meningitis
(inflamación del cerebro y la médula espinal), meningococemia (infección de la sangre) o incluso ambas
condiciones.1
En Latinoamérica, se estima que uno de cada cinco pacientes que sufren de enfermedad meningocócica
invasiva (EMI) fallece. Además, los sobrevivientes de la enfermedad meningocócica pueden sufrir secuelas
graves, lo que afecta su calidad de vida y la de su entorno familiar.1,2
Existen 13 cepas o tipos de meningococos, conocidos como serogrupos. Los más comunes se conocen
por las letras A, C, W, X, Y y B. El serogrupo B fue el predominante en la enfermedad meningocócica invasiva
(EMI) en Colombia entre 1988 y 2014. Desde 2015, el serogrupo C ha sido el más común. Entre 2015 y 2020,
el serogrupo C predominó con un 52,8% de los casos, seguido por el serogrupo B con un 15,6%,
predominando en la población más joven. Actualmente, según el último reporte del Instituto Nacional
de Salud, en Bogotá, el serogrupo Y es el más prevalente. Por otro lado, los serogrupos B y C son más
frecuentes en diferentes entidades territoriales, especialmente en la región andina.1,3,4
El meningococo se transmite de persona a persona por las secreciones nasales y la saliva. Este intercambio suele ocurrir durante el contacto cercano, como al toser, estornudar, besarse o por el contacto prolongado entre miembros de la misma familia.1
Todas las personas tienen riesgo de contraer una enfermedad meningocócica, pero algunas corren un riesgo mayor. Según la OMS, hay varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que alguien contraiga enfermedad meningocócica:1
La edad: los niños menores de 5 años y lactantes presentan la tasa más alta de enfermedad por esta bacteria; de estos, los bebés entre los 3 y 5 meses de edad son los más susceptibles a la enfermedad meningocócica.1,2
Vivir en un entorno grupal: cuando se vive en un entorno grupal en el que las personas conviven y duermen muy cerca de otras, es fácil que el meningococo se traslade de una persona infectada y colonice a un individuo. En particular, los estudiantes que viven en dormitorios universitarios, así como los jóvenes reclutados en las fuerzas militares, corren mayor riesgo de contraer enfermedad meningocócica. Además, suele haber brotes localizados de estos episodios en sectores altamente concentrados, como los cuarteles militares. Otras situaciones sociales en espacios cerrados, como los clubes nocturnos, donde convive gente con muchas personas, también son lugares que aumentan el riesgo.1
Condiciones de salud: algunas enfermedades preexistentes, como la asplenia funcional o anatómica (la asplenia anatómica se refiere a la ausencia del bazo y la asplenia funcional significa que el bazo está presente, pero no funciona adecuadamente), el padecimiento de virus de inmunodeficiencia humana (VIH), y ciertos medicamentos pueden influir en el aumento del riesgo de contraer meningococo, debido a la debilidad del sistema inmunitario.1
Los viajes: las personas que viajan o viven en el cinturón de la meningitis, en el África subsahariana, o viajan a esa zona, corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedad meningocócica debido a las altas tasas de la enfermedad en los 14 países que la integran.1
Los síntomas, por lo general, aparecen de manera rápida y pueden incluir:5
Fiebre y
escalofríos
Cambios en el
estado mental
Náuseas
y vómitos
Áreas de color
púrpura, similares
a hematomas
Erupción,
pequeñas manchas
rojas en la piel
Sensibilidad
a la luz
Dolor de cabeza
intenso
Rigidez
en el cuello
Si tu hijo o familiar presenta alguno de estos síntomas, acude de manera rápida a un centro médico para que puedan realizar los procedimientos necesarios.
Hasta el 30% de los casos de meningitis bacteriana pueden dejar secuelas permanentes, como la pérdida de extremidades, sordera, daño cerebral (incluyendo deterioro cognitivo), alteraciones motoras, convulsiones y trastornos visuales. La secuela más frecuente es la pérdida de audición. Además, la meningitis puede evolucionar rápidamente hacia el estupor (un estado de inconsciencia), el coma e incluso puede ser mortal. Entre el 5% y el 10% de los pacientes mueren en las 24 a 48 horas siguientes a la aparición de los síntomas. Algunas secuelas no son evidentes de inmediato, especialmente en los niños, y pueden detectarse tardíamente a medida que crecen, afectando su desarrollo.1
La presencia simultánea de meningitis meningocócica y meningococcemia puede acarrear otras secuelas, como amputaciones de los dedos de las manos o los pies o de las extremidades, cicatrices en la piel y problemas de crecimiento de los huesos.1
Photo Credit: CDC Public Health Image Library (PHIL)
La vacunación es fundamental para la prevención de la enfermedad meningocócica. Existen diferentes vacunas aprobadas que protegen contra diversos tipos de meningococo. La vacuna antimeningocócica conjugada (MenACWY) ofrece protección contra cuatro serogrupos de la bacteria Neisseria meningitidis (A, C, W, Y). Por otro lado, la vacuna antimeningocócica del serogrupo B (MenB) está diseñada específicamente para proteger contra el serogrupo B de la misma bacteria.1,6 Por eso, es muy importante que tu hijo cuente con una protección completa contra la meningitis por meningococco y sus 5 serogrupos más comunes: A, C, W, Y y B.1,4 No olvides consultar con el pediatra si el esquema de vacunación de tu hijo está completo.
Además de la vacunación, hay otras medidas que pueden ayudar a prevenir la propagación de la enfermedad meningocócica:7
La prevención de la enfermedad meningocócica es crucial para proteger la salud de tus hijos. La vacunación es la herramienta más efectiva para prevenir esta enfermedad grave y potencialmente mortal. Como padres, es nuestra responsabilidad informarnos y tomar las medidas necesarias para asegurarnos de que ellos estén protegidos.7
A veces, la vacuna puede producir, dolor en el sitio de la inyección, fatiga, dolor de cabeza, mialgia (dolor muscular), dolor en las articulaciones, escalofríos, diarrea, eritema (enrojecimiento de la piel), náuseas, vómitos, fiebre e induración (endurecimiento localizado de los tejidos blandos) efectos adversos que también suelen asociarse con otras vacunas.1
Consulta con tu médico sobre los posibles efectos adversos que las vacunas pueden generar.
Si tienes alguna duda o preocupación sobre el esquema de vacunación contra la enfermedad
meningocócica, no dudes en consultar con el pediatra de tu hijo.
¡Juntos podrán trabajar en que tengan un futuro saludable y seguro!
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Fecha de elaboración: Agosto 2024 . NP-CO-GVU-WCNT-240002
